lunes, 6 de marzo de 2023

UNA MANERA DE RESITUAR EL PENSAMIENTO DE EMMANUEL LÉVINAS

 

Hacia un humanismo poético, Fernando Gil Villa, Zaragoza: Riopiedras ediciones & Universidad de Salamanca, 2021

RESEÑA

Este libro del profesor Fernando Gil Villa, docente de la Universidad de Salamanca, es un verdadero aporte para repensar a Emmanuel Lévinas en nuestro tiempo. Ya el título indica un acercamiento poco común a la obra del gran filósofo judío. En efecto, Gil Villa se refiere a un “humanismo poético”. A Lévinas se lo ha estudiado desde diversas ópticas: la hermenéutica, la fenomenología, la ética y la teología. Pero no es habitual una perspectiva poética de su magnífica obra. Sin embargo, una lectura atenta de la misma, muestra a las claras que Lévinas no es un pensador común que solo abreva en una escuela filosófica determinada, sino que se ocupa de pensar de otro modo. Es la búsqueda constante de “otro modo que ser”, lo cual, aplicado al pensamiento, sería como “otro modo de pensar”.

El profesor Fernando Gil Villa acomete una tarea ambiciosa y creativa. Ello por varios motivos. Uno, que ya hemos insinuado, es leer a Lévinas desde lo poético. Pero además de eso, en segundo lugar, la creatividad del libro que comentamos radica en establecer una especie de diálogo entre Lévinas y Bauman. Ambos, pensadores judíos que fueron también estudiantes de Heidegger. Lévinas, se dedicó a la filosofía mientras que Zigmunt Bauman se consagró a la sociología, aunque sus textos también tienen un profundo contenido filosófico. El texto de Gil Villa es fruto de una paciente investigación sobre esos autores al segundo de los cuales no sólo conoció personalmente. La creatividad que Gil Villa pone en evidencia, además de lo señalado, estriba en que relaciona el pensamiento de Lévinas con la educación. Todo ello implica haber articulado un trabajo sólido, muy bien planteado, original y, por si ello fuera poco, con un lenguaje que también es poético.

La obra que comentamos se divide en dos partes: la primera, se refiere a “El enigma del Otro”. El comienzo es una tangencial referencia al prólogo del cuarto evangelio: “En el principio, era el otro, su rostro”. El autor pone de relieve el núcleo central del pensamiento levinasiano que consiste en el rostro del Otro que es lo primero que aparece en la experiencia intersubjetiva. Es la relación ética en tanto relación social no objetivable. Una relación que implica una obligación moral hacia la otredad, el otro en su desnudez, fragilidad y desamparo. La expresión “el Otro” es tan rica en la obra de Lévinas, que Gil Villa adopta varias de sus acepciones o vertientes. En particular, nos parece importante su referencia al Otro como insomnio y como el origen de la responsabilidad ética. Lo primero, es extraído del ensayo de Lévinas Dios y la filosofía, donde Lévinas acentúa que el Otro no es simplemente una alteridad sino la original excepción al orden, lo cual implica alteración y desorden. El autor describe magníficamente lo que es el sueño: “El sueño no es tan diferente de la vigilia. Está formado con materiales prestados por la vigilia. Es vigilia deshilachada, transformada (…) Frente al sueño, el insomnio no es un acto voluntario, como tampoco lo es la responsabilidad ética. Supone más bien un más o menos doloroso despertar, es decir, una sacudida en el ser, una luz de alarma…” (p. 33). En la referencia del otro como origen de la responsabilidad ética, Gil Villa establece una especie de diálogo entre Bauman y Lévinas. El primero, considera que la condición de asimetría que propone Lévinas otorga un carácter radical a la teoría ética poskantiana, entre otras, la de Heidegger. Y en cuanto a Lévinas, en algunas ocasiones usa la expresión “santidad” que pertenece –como demostró Rudolf Otto- al campo de la religión, pero como una noción de bondad, pero no como una especie de beatería sino más bien una transferencia de la teología o del plano ontológico, al ético. En ese contexto, el autor formula críticas a la posmodernidad y la globalización, que siguiendo a Bauman, tornan a las personas cada vez más invisibles y desconocidas.

En síntesis, la obra de Fernando Gil Villa es un modo de resituar el rico pensamiento levinasiano a nuestro siglo atravesado por la individualidad y el desconocimiento del Otro que nos interpela.

 


Alberto F. Roldán

Ramos Mejía, 17 de febrero de 2022

viernes, 18 de junio de 2021

 LA IMAGINACIÓN POÉTICA

 Emmanuel Lévinas

Para Paul Ricoeur

"Palabra de Dios, palabra dirigida a Dios, palabra sobre Dios y sobre la palabra de Dios -Santa Escritura, plegaria, teología-, las múltiples figuras del lenguaje religioso tienen en común la pretensión de no agotarse en referencias al mundo a partir del cual se construiría el significado de las palabras, de las proposiciones y de los discursos. ¿Cómo abrir al lenguaje las fronteras de la realidad dada en la que habitamos? Paul Ricoeur ha puesto de manifiesto los recursos de la imaginación; esta no es una simple facultad de reproducción, un mero duplicado de una simple facultad de reproducción, un mero duplicado de la percepción de los objetos a la que la imaginación debería todo, por fuera de sus poderes de ilusión. Por el contrario, explica Ricoeur, la imaginación es la más profunda dimensión del psiquismo humano; opera de entrada en el elemento del lenguaje poético, 'raíz misteriosa' de todas las energías del alma: 'Sólo el lenguaje poético está en condiciones e restituir nuestra pertenencia a un orden de cosas, pertenencia que precede nuestra capacidad de enfrentarnos a etas cosas como objetos que hacen frente a un sujeto.' En la imaginación poética, lo inaudito puede ser escuchado, interpelado y anunciado. Gracias a la imaginación poética, un texto puede abrirse a la hermenéutica y desbordar las intenciones que lo habían fijado inicialmente. Gracias a la imaginación poética la metáfora puede conducir más allá de las experiencias que parecen haberla engendrado. El símbolo da qué pensar."

Emmanuel Lévinas, "Del lenguaje religioso y del temor a Dios" en Más allá del versículo. Lecturas y discursos talmúdicos, trad. Manuel Mauer, Buenos Aires: Lilmod, 2006, pp. 135-136

Magnífico texto del filósofo judío Emmanuel Lévinas, que destaca la potencia del lenguaje poético. Me llama la atención que el texto fue dedicado justamente a Paul Ricoeur, un pensador tan multifacético y profundo que destacó tanto al símbolo, aplicable para el hablar de Dios o sobre Dios. El lenguaje religioso es, por antonomasia, simbólico y eso no va en desmedro de su potencia sino al contrario porque, como bien sentencia el pensador francés, "el símbolo da qué pensar". No soy yo el que le otorgo esa potencialidad sino el propio símbolo que, como tal, me obliga a pensar qué significa. 


jueves, 10 de octubre de 2019

Poema de Gershom Scholem


Desde el centro de los estragos
cada tanto brillará un sol
nadie sabe cuál es el rumbo
que esa ley nos ordenó.

Desde que ese triste saber
intocable se nos muestra ya
hay un velo y con desgarres,
Dios, ante esa tu majestad.

Tu proceso empezó en la Tierra:
¿será su fin ante tu trono?
Nadie habrá pues en tu defensa,
y de ilusión ningún retorno.

¿Quién será aquí el acusado?
¿Eres tú o la criatura?
Si, por alguien cuestionado
quedas mudo en la clausura

Si cuestionar eso podemos
¿No será incierta la respuesta?
Pero igual vivir debemos
hasta tu juicio, tu interrogación.


Gershom Scholem, poema enviado a Walter Benjamin como anexo a una carta fechada en Jerusalén entre el 10 y el 12 de julio de 1934. En respuesta, Benjamin le escribe a Scholem: "Ayer llegó al fin, la largamente esperada confirmación de mi 'Kafka' por tu parte. Me resultó altamente valiosa ante todo por el poema que la acompañaba. (...) Solo la pregunta por la 'interpretación teológica' se presenta como relativamente sencilla. En ste poema reconozco no solo la posibilidad teológica como tal, sino afirmo que mi trabajo también tiene su amplio costado teológico -si bien a la sombra. Me he vuelto contra el insoportable gesto del profesional teológico, quien -tal como tú no me negarás- ha dominado la interpretación de Kafka hecha hasta el momento en toda la línea y que nos ha dedicado asimismo sus más arrogantes manifestaciones."
Tanto el poema como la carta de Benjamin, son tomadas del libro Walter Benjamin, Sobre Kafka. Textos, discusiones, apuntes, trad. Mariana Dimópulos, Buenos Aires: Eterna Cadencia, 2014, pp. 98, 99, 101-102. Una obra imprescindible para apreciar el esfuerzo de Walter Benjamin por interpretar la obra del gran escritor Franz Kafka. En los varios textos, Benjamin muestra su aversión a la interpretación exclusivamente teológica que varios han hecho de su obra aunque, como se puede percibir, Benjamin no es ajena a ella. La influencia del pensador judío Gershom Scholem se pone de manifiesto en cada una de las cartas que se enviaron entre él y Benjamin, centradas siempre en la obra del enigmático Kafka.



sábado, 29 de septiembre de 2018


La búsqueda filosófica inicial de Ignacio Ellacuría”




Ignacio Ellacuría fue un teólogo y filósofo español nacido en 1930 y asesinado en noviembre de 1989 en El Salvador, país cuya nacionalidad había adoptado. Pensador profundo, perteneció a la Compañía de Jesús y fue discípulo de Xavier Zubiri. En el capítulo de Roberto Valdés Valle titulado “La búsqueda filosófica inicial” que se incluye en el libro de Jon Sobrino y R. Alvarado (editores), a modo de homenaje a Ellacuría, Valdés Valle recorre las distintas etapas del pensamiento –sobre todo filosófico- de Ellacuría que contiene “botones de muestra” la profundidad de su reflexión y su pasión por la búsqueda de una filosofía que respondiera a los tiempos en que vivía.
Lo importante del capítulo de Valdés Valle, radica entre otras cosas en el hecho de que incluye textos inéditos de Ellacuría que muestran el intento –en las primeras etapas de su búsqueda- por articular una “filosofía cristiana”. Allí inserta, por ejemplo, una reflexión de Ellacuría que corresponde a lo que Valdés Valle denomina “segunda etapa” y que, por su vigor, merece ser citada aquí:
“Según Heidegger, la pregunta por el ser no irrumpe mientras se está en la seguridad y en la comodidad. El que cuenta con la fe de la Biblia no puede preguntar auténticamente, porque tiene la respuesta antes que la pregunta. No se puede preguntar sin dejar de ser creyente. Por tanto, no es posible un filosofar cristiano sino, a lo más como un ‘al obs’.[1]
En otro texto inédito, que data de 1958, Ellacuría dice:
“No es buena en filosofía la posición de quienes solamente se dedican a la repetición crítica y personal de lo hallado en otros, a su defensa y a la dialéctica destrucción de lo que aparentemente no coincide con lo nuestro, ya que así nos quedamos sin filosofía viva y sin filosofía actual, es decir, sin filosofía.”[2]
Finalmente, en un curso de filosofía dictado en Burgos en 1966, Ellacuría pregunta incisiva y osadamente:
“¿Puede el cristiano, sin dejar de serlo, dedicarse a la filosofía con toda la radicalidad que ésta exige? ¿Puede el cristiano llegar a ser filósofo en toda la amplitud y radicalidad del término?”[3]
Estas tres “migajas filosóficas” sirven para reflexionar sobre las posibilidades reales de una filosofía cristiana y de poder aún filosofar si no se ejerce lo que alguien denominó “ateísmo metodológico” o una puesta en paréntesis al encarar el desafío de hacer preguntas con la radicalidad que la filosofía exige. Es para pensarlo…

Alberto F. Roldán
Ramos Mejía, 29 de septiembre de 2018


[1] Roberto Valdés Valle, “La búsqueda filosófica inicial” en Jon Sobrino/R. Alvarado (editores), Ignacio Ellacuría. “Aquella libertad esclarecida”, Santander: Sal Terrae, 1999, p. 55
[2] Ibid., p. 58
[3] Ibid., p. 67

domingo, 31 de diciembre de 2017

REFLEXIÓN SOBRE EL TIEMPO




“Creo no haber confundido todavía nunca la ficción de la realidad, aunque sí las he mezclado en más de una ocasión como todo el mundo, no sólo los novelistas, no sólo los escritores sino cuantos han relatado algo desde que empezó nuestro conocido tiempo, y en ese tiempo conocido nadie ha hecho otra cosa que contar y contar, o preparar y meditar su cuento, o maquinarlo. Así, cualquiera cuenta una anécdota de lo que le ha sucedido y por el mero hecho de contarlo ya lo está deformando y tergiversando, la lengua no puede reproducir los hechos ni por lo tanto debería intentarlo, y de ahí que en algunos juicios, supongo –los de las películas, que son los que mejor conozco-, se pida a los implicados una reconstrucción material o física de lo ocurrido, se les pide que repitan los gestos, los movimientos, los pasos envenenados que dieron o cómo apuñalaron para convertirse en reos, y que simulen empuñar otra vez el arma y asestar el golpe a quien dejó de estar y ya no está por su causa, o al aire, porque no basta con que le digan y cuenten con la mayor precisión y desapasionamiento, hay que verlo y se les solicita una imitación, una representación o puesta en escena, aunque ahora sin el puñal en la mano o sin cuerpo en el que clavarlo –saco de harina, saco de carne-, ahora en frío y sin sumar otro crimen ni añadir nueva víctima, ahora sólo como fingimiento y recuerdo, porque lo que nunca pueden reproducir es el tiempo pasado o perdido ni resucitar al muerto que ya pasó y se perdió en ese tiempo.”

Javier Marías, Introducción a su novela: Negra espalda del tiempo. Javier Marías es un notable novelista español, hijo de famoso filósofo Julián Marías. 
 Al llegar al fin del año conviene reflexionar sobre el tiempo, esa realidad inasible, incomprensible, de la cual San Agustín decía que lo entendía pero si alguien le preguntaba, dejaba de entenderla. El tiempo, que para Jorge Luis Borges también era un asunto que lo apasionaba, dice en lenguaje poético:
“El tiempo es la sustancia de que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río, es un tigre que me despedaza, pero yo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego. 



Feliz año nuevo 2018 para los lectores de este blog.